( Recomendación: leer el post con la música)
La cueva era oscura, ya no por que estuviera moldeada en las entrañas de la tierra, ni porque estuviera iluminada por una rendija en el techo que apenas dejaba pasar un pequeño haz de rayos de luz de luna. No, la cueva era oscura por aquellos que allí moraban.
Los moradores de la cueva eran las criaturas mas funestas y desagradables del mundo; nadie, ni incluso ellas mismas se querían, ya que se alimentaban de todo aquel sentimiento positivo como la felicidad, la alegría y la buena voluntad, y dejaban a sus presas en un estado peor que la muerte, los dejaban grises.
Pero entre ellas se encontraba un pequeño guerrero, con su espada rota por la mitad, su escudo hecho pedazos y cubierto por los restos de su armadura, acorralado contra la pared de la cueva por un puñado de estos monstruos que se relamían y hacían rechinar sus garras.
El guerrero sabia que estos serian sus últimos momentos.
Miró lo que quedaba de sus amigos: Un reguero de cadáveres grises, esparcidos por la estancia, que pronto dejarían de respirar. Todos esos chicos habían depositado todos sus sueños y esperanzas en esta aventura, incluso, los mas pobres dejado a deber grandes deudas que ahora cargarían sus familias; y habían luchado con una fiereza y una dedicación increíbles, pero al final no fueron capaces de vencer y habían sucumbido a la oscuridad.
Pensó en todo lo que había perdido por llegar hasta aquí: Había dejado atrás amigos, tanto en batallas como los que quedaron en su hogar. Había perdido a su amor, olvidada en otras tierras, así como la oportunidad de tener otras muchachas. Había perdido gran parte de su tiempo y juventud para estar preparado para esta aventura, con la que siempre había soñado. Para finalmente sucumbir en el ultimo momento.
El guerrero en un ultimo suspiro, desvió su mirada hacia arriba y sus ojos se encontraron iluminados por la luz de la luna. Y pensó: Con todo lo que he perdido para llegar hasta aquí y ahora es el final…. No puede ser el final…¡Aun No!. Entonces un brillo ardiente te encendió en los ojos del guerrero, y en su corazón. Alzando los restos de su espada, e ignorando el dolor de sus heridas, se puso en pié y mirando directamente a los ojos de las bestias se lanzó sobre ellas en un Arrebato de voluntad.
.
.
.
El guerrero se alzo de entre una pila de cuerpos, agarró una espada de uno de sus compañeros, apoyandose en esta y cojeando, se alejó de la batalla. Sabia que estaba dañado física y mentalmente, pero en lo mas profundo de su corazón sabia, que su sueño estaba un paso mas cerca de cumplirse.
Asique en resumen, señores, que he acabado los examenes, y que vuelvo a darle duro al blog.
Siempre Sabroso y Vuestro
Salsas
uo uooo muy bien escrito, todo hay que decirlo, welcome
ResponderEliminar