Señores,
Señoras y resto de seres con la capacidad de leer; hoy vengo a hablaros de un
tema que puede que no os halla llamado la atención, pero que ha ido intensificándose
en esta nuestra comunidad; y que a mi, particularmente me tiene bastante
preocupado: “El comer con tenedor”.
Y me diréis:”
Peo que íce chacho, si el teneó ha stao ahin de siempre!!” Entonces yo me veré
forzado a admitir que ya ha llegado el verano y estáis notoriamente menos
literarios, y que os equivocáis completamente (one more time).
Pensad en la
cantidad de artilugios y herramientas del gremio de que existen además del
tenedor: Cucharas, brochetas, cuencos, pajitas, platos, palillos…
Si esque
solo hay que fijarse en las civilizaciones mas antiguas y prosperas: Las
Asiáticas (¡Nos comen los chinos señores!): Nada mas hay que ver, como sirven
perfectamente troceados y cocinados los pedacitos de perritos directamente en
la mesa ¿Qué es eso de tener que luchar con la comida? ¡Eso es de bárbaros! Tan
solo debería ser necesario recogerla e ingerirla.
Y para eso
señores, el cubierto mas eficaz es de sobra conocido por casi todos :La cuchara.
Pero como siempre hay alguien que no sabe de lo que estamos hablando, explicare
que es eso de “la cuchara”.
Una cuchara
es un ente físico delimitado por un asidero alargado y en el otro extremo unas
formas curvas, ovoideas, sensuales, cuasi eróticas capaces de despertar los
instintos mas primarios de cualquier hombre; y con una pequeña concavidad (o
convexidad si se sostiene al revés).
Así, este
maravilloso ingenio es idea para acarrear líquidos, salsas, o elementos
escurridizos como pueden ser garbanzos o granos de arroz; así como también puede
ser un complemento ideal a una vestimenta o un arma letal si disponemos del tiempo suficiente.
(Esto es una cuchara)
Lo cual nos
lleva a donde quería yo llegar desde un principio: Si tan genialisisima es la
cuchara…¿Por qué seguimos comiendo con tenedor? La respuesta es evidente: La
culpa la tiene la sociedad, que obra igual que con las mujeres ¿Qué es mejor
una mujer con sus curvas o una mujer delgada e incluso filosa y picuda? La
respuesta es evidente. Pero la sociedad alienta nuestro espíritu consumista y
hace pensemos que necesitamos tanto mujeres como cubiertos estilizados para ser
mas refinados y socialmente aceptados.
Asique
señores y señoras, yo humildemente os aliento en un pequeño acto de rebeldía y
de reconocimiento a las cosas autenticas, tanto por su belleza, como su
utilidad que cuando les pongan delante una paella, un cous cous o unos
macarrones pidan al camarero una cuchara.
Muchas
gracias.
Siempre Sabroso y Vuestro
Salsas
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