viernes, 13 de enero de 2012

Antpocalipsis



Señores, señoras, y hormigas mutantes, os escribo las que pueden ser mis ultimas palabras. Me encuentro en un estado físico lamentable,  no he podido probar bocado en días, y llevo sin lavarme mas de una semana.

Todo sucedió hace 3 días, cuando mis padres me dejaron solo  y con la titánica labor de dar de comer a sus hormigas mascota; yo como buen hijo, los ignoré enormemente, y me dediqué a jugar a la Xbox, haciéndole menos caso al tema que un televidente de Telecinco a un libro de poemas. Una vez entrada  la noche, descubrí que me había salido  una orquesta en el estómago, asíque me dirigí a la cocina y me comí todo lo que  encontré en la nevera para ahogar a  esos molestos seres diminutos: Filetes, donuts, huevos cocidos,  Ketchup, huevos sin cocer, las hueveras, los cajones de plástico, cables, tornillos y de postre el motor.

Una vez finalizada esta vorágine alimenticia, y mareado por el atracón (presumiblemente por el motor en marcha), me di cuenta de que lo único que había quedado era la comida de las hormigas, y como tenia que hacer tiempo para que la Xbox se enfriase y volviera a su estado sólido, decidí dar de comer a los artrópodos.

La tarea fue aburrida y tediosa, y apenas le di importancia, lo hice rápido y mal, como todo buen hijo hace las tareas de la casa. Cuando terminé, al ver que la Xbox no se había recueperado aún,  me fui a la cama; ignorando que había cometido un error de consecuencias catastróficas.

Al día siguiente amanecí clavado a la cama, y note un sabor raro en la boca; abrí los ojos, pero aun parecía de noche, solo que esta oscuridad se movía y zumbaba. Concentrando mis esfuerzos me levante de la cama con un sonido parecido al del velcro, me sacudí los insectos de los ojos, y tragué  los de mi boca , ya que no había desayunado y tenia hambre.

Aprovechando la coyuntura intenté salir corriendo de la casa, pero las hormigas me cortaron el paso como una marea negra viviente, así que tuve que retirarme y atrincherarme en la terraza. Una vez allí me di cuenta de lo que había pasado: Tras una prolongada exposición a las radiaciones de los cuatro ordenadores de la sala, las hormigas se habían vuelto súper inteligentes (vamos, para lo que suele ser una hormiga), y en consecuencia de mi descuido de ayer habían logrado la libertad.

 Os escribo estas palabras porque he  planeado mi venganza, me he hecho unos cuchillos con trapos petrificados y he encontrado dos botes de insecticida. Tan solo pido que si no vuelvo, además de vengar mi muerte, cada vez que veáis una hormiga en un parque, o cada vez que os  encontréis con una en la piscina, asesinéis a estos miserables seres con toda la crueldad que podáis.

Siempre sabroso y vuestro



Salsas

2 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho, incluso has conseguido que sonría (lo cual no es moco de pavo)
    El toque surrealista de la historia es de lo más refrescante.
    Saludos ;)

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  2. Si consigue usté salir vivo de semejante situación, debería plantearse si no resultó todo de un elaborado plan por parte de sus progenitores...
    Sería estupendo ver un estudio que demostrase que la exposición a la radiación de los ordenadores estimula la inteligencia y que fuese aplicable en seres humanos!

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