El Dramón de la extinción de los árboles de cargadores

Para empezar, el Dramón es un Machindramón sin digievolucionar y  el  Machindramon funciona con cargador, pero eso luego. Y esto nos lleva a donde queríamos llegar.

Ha sucedido un hito en nuestras vidas, que causará estragos nunca vistos desde el nacimiento de Panizo: Ha caído el cargador del ultimo árbol de cargadores.

Algunos de  los efectos que esto tendrá sobre nuestro planeta: Ya no veremos al cargador, porque se ha caído, y no esta; muchas drogas se han quedado sin punto de narcotraficantes;  se fomentará la explotación de enanos trabajadores con sombrero (y enanas [no queremos ser machistas]) en las fabricas de cargadores, al no poder obtenerlos de un método natural; se producirá la extinción de muchos aparatos mecánicos por el déficit de cargadores, sobreviviendo así los más fuertes y pudiendo llegar a extremos como los de Matrix.

Ejemplo de especie que podría dominar el mundo.

Nunca creímos que esto pudiera llegar a pasar, el Árbol de cargadores ha sido un pilar de nuestras existencias; tan inamovible que creíamos mas fácil que las pérgolas aprendieran a cantar bien, a que este desapareciera de nuestras vidas. Lo cual hace que nos demos cuenta que hay cosas que cambian, y de que nos hacemos mayores.





Esto nos lleva a una reflexión más profunda de que es hacerse mayor:

Mayor es cuando Cristo te parece demasiado enrollado , el bus te cuesta 3 céntimos, no te importa masturbarte en centros comerciales (y si te echan, ¡Sigues  fuera! ) y te señalan por la calle y dicen “El muerto al hoyo y el vivo al bollo (Máma quiero un bollo), pero tu eres el muerto”.

Como nos estamos haciendo mayores, nos damos cuenta que tenemos que dejar algo para la posteridad, y de ahí que retomemos este blog,  para que generaciones futuras, puedan deleitarse y maravillarse con nuestra filosofía; por tanto iremos publicando entradas con cierta periodicidad.


Un  nutritivo saludo:

Carne, Hortalizas y Salsas.


PD: Y no creáis que nos hemos olvidado de Machíndramón , solo que no nos apetece hablar de él, quizá en otro momento.